¿Por qué es bueno tener un buen logotipo para tu empresa?

 

Crear un nuevo negocio o proyecto profesional no es una tarea sencilla. Son muchos los aspectos sobre los que debemos centrar nuestra atención en el momento de garantizar la cobertura de todos los elementos que son necesarios para terminar de dar forma y posicionar al mismo dentro de un mercado.

Durante los últimos años, y como consecuencia de la notoriedad alcanzada por los procesos de transformación digital, la vertiente visual de nuestro sitio web se ha consolidado como uno de los elementos centrales de nuestra estrategia. Y, de entre todos los aspectos que conforman esta área, es el logo uno de los más importantes. Por supuesto, esto vendrá, la mayoría de las veces, con la construcción de una buena página web que deberá completarse con contenidos de calidad que atraigan a los posibles clientes y clientas. ¿Quieres conocer por qué es necesario contar con un buen logo?

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La economía de la atención

Vivimos en un escenario dominado por la economía de la atención. Cualquier estímulo que irrumpe en nuestro día a día tiene un objetivo claro: captar nuestra atención y acaparar el máximo de nuestra atención durante el tiempo más extenso posible. ¿Cuál es la consecuencia? Que cada estímulo debe estar trabajado y cuidado al detalle para ofrecernos el retorno que necesitamos.

Nuestro logo es el primer paso para lograr dar forma a esta estrategia. Un diseño bien trabajado puede ser determinante para captar a nuevos clientes potenciales, al mismo tiempo que comunica los valores que una empresa desea transmitir a su audiencia. Tanto a la actual como a la que espera alcanzar en un futuro.

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La identidad de tu marca

Actualmente, la competencia irrumpe desde cualquier parte del mundo. El universo digital se ha convertido en un escenario en el que lidiar contra una gran cantidad de competidores hasta alcanzar un nuevo cliente.

Nuestra estrategia de branding debe tener en el logo la clave para lograr contar una historia que despierte las emociones de nuestro público. Y, para ello, es imprescindible contar con un diseño profesional que nos ayude a transmitir nuestros valores.

¿Cuáles son los aspectos sobre los que focalizar nuestros esfuerzos? El color, los tonos, las fuentes utilizadas… Cualquier elemento que pueda influir sobre la percepción de nuestra imagen.

Haz que te recuerden

¿Qué ocurre si mencionamos la palabra Apple? ¿Y Coca Cola? ¿Ocurre lo mismo con Nike? Efectivamente, probablemente con todas estas marcas lo primero que haya irrumpido en nuestro pensamiento es el logo con el que cuentan. Y no solo eso, también los colores y la tipografía aproximada…

El logo, como sabes, es un elemento visual. Y, como tal, debe actuar como un punto de identificación en el que nuestros clientes puedan reconocer nuestro negocio desde el primer momento. Cuanto más característico sea, mayor capacidad tendrá para perdurar en la mente de nuestros clientes.

La lealtad de tus clientes

Un logo reconocible y familiar tiene un largo camino por delante en términos de lealtad. Desde las primeras etapas del diseño, debemos tener las garantías de que nuestro logo va a ser capaz de perdurar en el tiempo. Su consolidación en la mente de nuestros consumidores nos ayudará a mejorar en términos de lealtad y de fidelización.

Invirtiendo en diferenciación

¿Por qué nuestro negocio es único? La respuesta a esta pregunta debe estar presente en el logo. ¿Utilizamos productos sostenibles? ¿Apostamos por la excelencia en el proceso de producción? ¿Tiene nuestro producto algún material que destaque especialmente? No importa cuál sea el motivo, éste siempre debe estar presente.

En la mayoría de los casos, competimos con otras empresas que presentan los mismos servicios o, en algunas situaciones, muy similares. En el caso de que vendamos productos, también es habitual que existan otras referencias muy parecidas en otros catálogos. Un buen diseño de nuestro logos será clave para transmitir nuestros valores y mostrar a nuestros consumidores la importancia de la diferenciación. Debemos transmitir nuestro valor añadido desde el primer momento.

 

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